diumenge, 16 d’agost del 2009

Pelegrinatge Joave a Terra Santa

Per on començar a explicar tot allò viscut, sentit, vist, escoltat, tocat, olorat i degustat? És molt difícil descriure-ho amb paraules.

Des del inici de la peregrinació hem resseguit incansablement les petjades de Jesús i de les persones que el van acompanyar en la seva vida, passió, mort i resurrecció: Maria, Josep, Anna i Joaquim, Elisabeth, Joan Baptista, els Apòstols, Marta, Maria i Llàtzer, i perquè no, també dels mestres de la llei, grans sacerdots i escribes, els publicans, els fariseus, els leprosos, els paralítics, els muts i cecs i moltes altres persones de la seva època. Hem estat a les seves cases, temples, sinagogues carrers i places, o el que en queda d'elles, a Natzaret, Cafarnaum, Ein Karem, Jericó, Betània, Betlem, Jerusalem... de Galilea hem pujat a Judea, del mont Carmel al mont Tabor, i del llac de Tiberiades al riu Jordà, tot intentant aprofundir en la nostra fe.

Celebrar l'eucaristia en molts d'aquest llocs, ha estat un fet especial que ens ha ajudat a viure amb més intensitat la peregrinació. Gràcies al guia Fr. Luis Quintana, germà franciscà, als altres 3 mossens joves que ens acompanyaven i posteriorment l'arribada del bisbe de Girona, Sr. Francesc Pardo, ha fet que ens sentíssim en tot moment envoltats per un ambient propici a la pregària, amb molta admiració, respecte, silenci i confiança.

Hem acompanyat diverses celebracions cristianes locals i hem conviscuts amb aquests cristians, ens hem adonat de la importància que tenen com a veritables custodis dels llocs Sants alhora que mantenen la flama de la fe viva. Cal dir que també ens hem deixat interpel·lar per la realitat actual del país, hem estat testimonis privilegiats de la difícil convivència entre 2 pobles germans: el món àrab/ palestí i el món jueu/israelià. Aquesta realitat ens ha frapat, veure els murs ideològics i físics que es construeixen ens ha fet mal al cor i ens ha reafirmat en la determinació de ser testimonis de pau al món.

Per acabar, sols voldria animar a totes les persones amb inquietuds espirituals, a fer un pelegrinatge a Terra Santa, l'experiència de trobar-se amb els nostres orígens i amb els nostres germans en la fe, de caminar amb i pels camins de Jesús i celebrar l'eucaristia, compartir el seu pa i vi en els llocs Sants, realment no es pot explicar, s'ha de viure!


Anna Escur

dissabte, 8 d’agost del 2009

Joves a Terra Santa

Por dónde empezar después de todas las experiencias vividas... con qué quedarse ahora que hemos podido aposentar cada uno de los sentimientos, cada una de las mociones que hemos tenido en estos días.
Como dicen los salmos, ahora más que nunca puedo ver en mí esa sed de Dios, como mi ser tiene sed de Él, y puedo ver cómo sólo en Él encuentro mi descanso, porque Él es mi roca y mi salvación y Él quien me sostiene.
Pasando por cada uno de los lugares santos, siguiendo los pasos de Jesús, he podido comprobar una vez más que Dios es amor y que su amor es mejor que la vida. En Nazaret pude decirle al Señor “Hágase”, que me llevara en pos de sí; en Ain Karem mi espíritu se alegró con el de María al saberme amada y al poder constatar que el Señor ha puesto sus ojos en mí a pesar de mi pequeñez. De la misma forma que pude ver que el Señor nos recordaba su alianza y nos ponía la figura de Juan, preparándole el camino al Señor, para que así, quedándose en un segundo plano, nos pudiera enseñar el camino de la salvación.
Y dentro de ese camino, que empezó con su vida pública, ese mensaje constante que me deja en mi camino... “levántate... Talita kum...”, mensaje que deja en Cafarnaúm. Han sido mensaje tras mensaje al ir reviviendo su vida; ninguno dejaba indiferente!
El paso por una tierra y un mar que han sido testigos de tantos y tantos milagros; ha sido impresionante poder adentrarse en las aguas en las que el Señor les decía a los discípulos “no temáis, no temáis... soy yo!!!”.
En el Jordán... otro sí, otro sí a seguirle, y otro sí a confirmar en el Monte Sión a recibir ese espíritu para poder hacer como Él hizo después en la sinagoga en Nazaret, predicar; predicar que el Espíritu del Señor está sobre él y ser así testimonio de ese amor.
Y una vez que fuimos conscientes de eso, qué mejor que hacer experiencia de desierto como Jesús. Fuimos llevados por el Espíritu al desierto de Ein Quedí para poder experimentar más de cerca esa sed y necesidad que tiene nuestra alma del Señor. Fue poco tiempo el que estuvimos, pero con el calor que hacía bien podríamos haber dicho: “Aiii no... me quedo aquí abajo y os espero”. Pero no! Todos quisimos subir para hacer ese rato de oración y poder tener más claro que todo se puede a través de Él. Pero también para darnos cuenta de que ser testigo de Jesús no es un camino fácil, y por tanto, nos supondrá pruebas, inseguridades... por eso necesitamos ese silencio en nuestra vida, ese silencio para escuchar la voz de Dios. Fue una experiencia intensa que luego nos fue recompensada, porque arriba nos esperaban unas pequeñas cataratas en las cuales nos dimos un bañito.
Después de una experiencia así, que no nos dejó indiferentes a pesar de estar sólo una mañana y no cuarenta días, fuimos al mejor sitio al cual podíamos ir para descansar: Betania. Ese lugar donde el Señor pudo descansar tantas veces. A través de las pinturas, de los mosaicos otra vez nos llegaban mensajes. Viendo a Marta y a María escuchaba cómo se me decía: “Paula, Paula... te preocupas por muchas cosas...”; en ese momento me di cuenta de que muchas veces le reprocho y le pregunto que dónde está, cuando realmente está a mi lado diciéndome que Él es la vida.
Después de todas estas experiencias, creo que puedo llegar ya a las que para mí fueron más impresionantes, aunque tuvimos la gran suerte de poder estar en muchos más sitios.
La primera fue para mí llegar a Belén... reconozco que cuando llegué y vi una estrella de luces iluminada pensé: “¿pero qué es esto?”; pero mi corazón enseguida se volcó e intenté ser un poco más sensata: “¿qué más te da cómo esté ahora?, esa es la estrella... es la estrella que te ha guiado durante toda tu vida, aquí es donde se paró, porque aquí fue donde nació el que vino a ser la fuente de la vida”. Mi corazón se alegraba y me caían las lágrimas por las mejillas al pensar que estaba en la estrella adorando al niño.
Y finalmente, la llegada a Jerusalén, final de nuestro trayecto y puede que uno de los momentos que más hayan interpelado mi vida. Entrando en el Palacio de Caifás, si cerraba los ojos, podía escuchar los gritos juzgando a Jesús... Y viendo los iconos... podía ver a Pedro diciendo: “Yo no lo conozco”, aunque si agudizaba un poco la vista, me podía ver a mí. ¿Cuántas veces se lo he dicho yo? Uf...
En Getsemaní fue una experiencia extraña, fue como experimentar esa soledad, fue el vivir, el hacer presente esa sensación que tuvo el Señor; que a pesar de su miedo por lo que iba a vivir, seguía buscando el apoyo en la oración. Era el momento definitivo para dar su sí... ese sí de confianza total. Y claro... eso, una vez más me interpelaba a mí... “¿hasta dónde llega tu confianza?”.
Una situación similar me pasó en el Calvario. No podía dejar de tener la mirada fija en la cima cuando de golpe las lágrimas caían otra vez por mis mejillas; y dos frases muy familiares para mi me venían a la mente: “lo dio todo amando hasta el extremo” y una pregunta: “¿Y qué pasa si doy todo lo que tengo?”. Así que no pude hacer más que bajar al sepulcro e intentar sacar la fortaleza de María Magdalena para esperar, esperar sabiéndome amada, renovada, purificada y esperar con fe. Para poder así anunciar que ÉL HA RESUCITADO Y QUE VIVE ENTRE NOSOTROS. Ese es el mejor mensaje que nos deja, o que por lo menos me ha podido dejar a mí. Él es nuestra vida, el agua que nos sacia... que debemos amarnos y que después de todo lo que hemos vivido, no podemos quedarnos de brazos cruzados, sino que debemos ser testimonio... traspasar su mensaje de paz y de amor a todas las personas que nos rodean.
Paula Pascual

divendres, 7 d’agost del 2009

Terra Santa

Del 16 al 24 de Juliol quatre joves del Bisbat de Solsona i la Teresa Gené ,delegada de joventut, vam viatjar a Terra Santa en el Pelegrinatge organitzat pel SIJC .Durant aquests nou dies vam compartir , amb altres joves dels Bisbats catalans , estones de meditació i pregària mentre anàvem coneixent els llocs més emblemàtics i importants de la vida de Jesús .Ha estat molt important el poder disposar d’ un guia franciscà , el pare Luís, que ens va acompanyar durant tota la peregrinació.Pelegrinar a Terra Santa és una experiència diferent. Al seguir els passos de Jesús s’ experimenta un acostament cap a ell i es viu l’ Evangeli d’ una altre manera.La meva experiència ha estat molt enriquidora i m’ha permès posar imatges al que ja coneixia pel Nou Testament i això m’ha fet reviure intensament molts episodis de la Vida de Jesús .El Sant Sepulcre i l’ Hort de les Oliveres em van produir una emoció que no es pot explicar, s’ ha de viure. També em va emocionar molt la renovació de les promeses de baptisme en el mateix lloc on va ser batejat Jesús.Saber que Déu ,el nostre Pare , ens estima a tots , que no ens deixarà abandonats , que no és propietat de ningú , que no cap enlloc i que no sap fer altre cosa que estimar ja que ens va enviar el seu Fill per salvar-nos m’ha permès passar aquets 9 dies inoblidables a Terra Santa .Terra Santa és un destí que enriqueix molt i a mi. personalment , el fet de compartir aquest dies amb joves dels Bisbats de Catalunya m’ha servit per obrir-me més als altres i el fet de conèixer persones de fora del nostre indret, en la vida ,és molt important .

MARIONA YUN
Publica Rebutjar

dijous, 30 de juliol del 2009

Seguint les petjades de Jesús

Fa uns 3 mesos, vaig tenir la sort de veure un cartell que anunciava un pelegrinatge de joves a Terra Santa. Realment era molt atractiu; seguir les petjades de Jesús amb altres joves, un preu molt econòmic.... en definitiva, un “bon viatge” per aquest estiu. La veritat és que en aquell moment no vaig ser conscient de la magnitud de coses que s’amagaven rere aquelles lletres...
El 16 de juliol començava l’aventura, cares conegudes i no tan conegudes, començàvem un camí plegats que ens portaria a la terra de Jesús i a tot el que allí s’hi amagava.
Durant aquella setmana vam visitar molts llocs sants: la casa de Maria a Natzaret, el llac de Galilea, l’establia de Betlem, el Sant Sepulcre... en definitiva, que mentre les nostres càmeres fotogràfiques no paraven de disparar, nosaltres ens vam “deixar els peus” per aquelles terres...
Però no és d’això que vull deixar constància....
Realment, tots aquells llocs sants van ser preciosos malgrat el contrast de la pobresa i les restes de la guerra que els envoltaven. El que m’agradaria deixar escrit són les sensacions i les emocions que vam viure aquells dies... És cert que estàvem cansats però això no ens va impedir viure amb intensitat i plenitud aquella experiència.
Durant el pelegrinatge, Jesús es va fer present en mig nostre en molts moments.... Mentre caminàvem, anàvem llegint fragments de la Bíblia que havien passat allà on érem, també vam tenir moments de reflexió i pregària, de reconciliació... Jo personalment, mai havia reflexionat tant, però certament vaig sentir la presència de Jesús molt a prop (potser més a prop que mai!) en molts moments, però sobretot en els meus companys de viatge. Tots diferents, de diferents punts de la geografia catalana, però alhora, vam ser un en molts moments. També voldria destacar la sort que vam tenir amb els mossens que ens acompanyaven.... No només pel fet de ser joves ( que també! ) sinó perquè vivien amb alegria la seva vocació...eren feliços! I se’ls notava.... I van ser capaços de transmetre aquesta joia amb senzillesa però alhora amb moltíssima força.
Cal dir que aquestes dues sensacions em van impressionar ja que tots plegats vam poder veure la fe, l’estimació, l’ AMOR a Déu i als altres en els rostres i els gestos dels nostres companys i ara ja, amics.
Però, que ve ara? Punt i final? Personalment em decanto per punt i seguit! Ara ens toca donar testimoni de la nostra experiència, explicar-la a joves ( i no tant joves) i continuar el nostre camí personal d’estimació i confiança en Jesús i Maria.... i a poc a poc, anar descobrint què puc fer joc, en el meu dia a dia, per seguir aquest camí, per dir “si” com Maria....
Fàcil? Probablement no.... la qüestió és no donar-se per vençut tan aviat....

Clara Roig

dijous, 8 de gener del 2009

31 è. Peregrinatge de confiança a través de la terra

Taizé a BRUSSEL·LES
Com cada any, els germans de Taizé organitzen el que anomenen un Pelegrinatge de Confiança. Enguany ha estat a Bèlgica.

El dia 28 de gener, joves d’arreu d’Europa i del món ens dirigíem tots a un mateixa ciutat: Brussel·les. Del nostre bisbat érem prop d’una vintena. Juntament amb la gent del bisbat de Tarragona i Tortosa marxàvem amb alegria, amb ganes de passar-ho bé i amb ganes de canviar el tragí de cada dia per dedicar-li més temps al Senyor.

Les nostres expectatives es feren realitat! Un cop arribats hi hauria temps per a fer una mica de tot: turisme, practicar llengües estrangeres, tastar la xocolata belga, descobrir els diferents racons de la ciutat i evidentment temps per a pregar.

Així cada dia, tots els joves vinguts dels diferents països ens aplegàvem per a pregar. Era impressionat contemplar aquell pavelló ple de gent jove, ni més ni menys que 40.000 compartint plegats una estona de pregària.
Mentre que a la nostra societat contínuament hi ha soroll, allà, encara que sembli impossible i difícil d’imaginar, hi havia un dolç silenci. Què és el que passava que tota aquell munió de gent restés en aquell silenci contemplatiu?

La decoració i els cants invitaven a la pregària. Al fons del pavelló podíem divisar un gran arc iris. En contemplar-lo era com si cada color simbolitzés alguna cosa de la trobada: els tons ataronjats simbolitzaven el caliu que havíem rebut de les famílies que ens havien obert les portes de casa i ens havien acollit; el to vermell ens recordava l’amor d’ Aquell que es feia present a la pregària, d’Aquell que ens estima i ens parla a cadascú de nosaltres; els tons verdosos eren símbol de l’esperança, molts joves se senten estimats per Déu i volen seguir el seu camí; els tons blavencs i lilosos eren signe d’amistat, durant aquells dies vam fer amigues i amics nous, gent amable, gent feliç, ...bona gent; tons grocs per a tots els voluntaris que es preocupaven de que tot rutllés bé. Enmig, ... hi havia una pinzellada de blanc, reflectida en el vestit dels germans de Taizé, una pinzellada que nodria la pau interior i la puresa de l’esperit.

Però els dies van anar passant i era el moment de tornar a casa. De retorn, compartírem les experiències. Tots estàvem contents i malgrat el cansament d’hores d’autocar, el nostre rostre expressava l’alegria i el desig de no deixar mai de recarregar-nos del bon color del nostre Déu!

Gemma Fígols i Trulls, des de Puig-reig